martes, 7 de abril de 2009

Siete.

Siete como los días de la semana, como los colores del arcoiris, como las notas musicales y como el mes en el que nací.
Siete como las mentiras que arrastro, o las verdades que escondo. Una es que aún no he descubierto el sexo como pasión, pero sí como entretenimiento. La segunda es que aparento ser quinientas cuarenta y ocho veces más fuerte de lo que en realidad soy. La tercera es que desconfío de las palabras bonitas, a lo que le siguen que no creo en los buenos gestos de la gente porque todo tiene un fin egoísta; que aunque sea de risa fácil y sea capaz de carcajearme durante horas y horas, en cuanto rozo mis sábanas rompo a llorar; y que odio el alcohol, odio beber, emborracharme y despertar al día siguiente odiándome más a mi misma. Y por último, mi última verdad, mi mentira personal y la que más me avergüenza y humilla, es que con casi veintiún años de vida que llevo, aun no me he sentido querida. (Y soy consciente de las posibles respuestas a ello pero lo que para unos es una tontería, para otros es un mundo.. y a mí mi mundo se me cae encima sin esa mitad perdida).